9.6.09

Café Tacuba (1)


El Café Tacuba es mi banda.
Desde que iba en la “secun” y descubrí su primer disco, me volví “fans” (“fans” es más cabrón que “fan”). Los escuché por primera vez en mis épocas de temprana adolescencia, cuando escuchaba “Rock 101” porque tenían la mejor música y pasaban “rock en español”, cuando a las bandas mexicanas nadie más las programaba en radio (y no había muchas).

Me dijeron en la escuela que leyera “Las batallas en el desierto” de José Emilio Pacheco y me dejo un excelente sabor de boca, claro, después de las tediosas lecturas de literatura naturalista latinoamericana (no se si aún les digan así), Pacheco, es revitalizante. Y un día escucho “Las batallas”. Cuando eres un pinchi puberto que empieza a gozar de la lectura y te das cuenta que la literatura y la música que escuchas no están peleadas y que pueden ir de la mano, el mundo se ilumina.

...Sí, seguro que habla del libro de Pacheco, es que es obvio, me decía a mi misma. Y sí, “por alto que este el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo, no habrá una barrera en el mundo, que mi amor profundo no rompa por ti” y entonces recordé el bolerito y los sábados por la tarde en mi casa en compañía de mis tíos, y asocié todo. Era mi descubrimiento y nadie podía quitármelo.

Yo de por si, ya me sentía súper alternativa (claro que en ese tiempo esa palabra aún no estaba de moda) por escuchar Rock 101 y empezar a leer a Kerouac y Ginsberg (ni entendía nada), entonces no podía dejar de apoyar las nuevas propuestas, así que como pude conseguí el cassette, directamente de Tepito.

Lo escuche y lo escuche y lo escuche miles de veces, hasta que en una (mítica también) edición de “La Mosca” leí una reseña sobre el nuevo disco del Café Tacuba. Obvio no recuerdo las palabras exactas, pero decía algo como: “¿Quebradita, banda o cumbia? El nuevo disco de Café Tacuba, “Re”, no tiene forma, ni pies, ni cabeza, ¿que trataron de hacer?”
Y seguro el pobre tipo que escribió eso se maldijo para toda su vida, pues un par de meses después, todos elogiaban el nuevo album que se convertiría en un clásico.

Junte mis domingos, mis pasajes, vendí pulseritas y hasta leí la mano en Coyoacán, y junto con mi amiga Irene, compramos la edición especial del disco de “Re”. De las primeras bandas con ediciones especiales, era una cobertura para la caja del disco de cartulina tipo estraza, con un suaje en forma de caracol al centro, dentro la caja del disco, el boocklet me hizo querer ser diseñadora.

Pero yo no tenía reproductor de CDs, (impensable ahora, ¿no?) así que iba todas las tardes a escuchar el disco con mi amiga, hasta que compre mi propio reproductor y se lo agandallé. (Luego nos peleamos y lo perdí para siempre.)

El disco de “Re” es para mí, el mejor del Café, es un disco cíclico, un perfecto universo, un conjunto de elementos auditivos que viajan a través de mi país y sus distintas percepciones, es un disco crítico y a su vez increíblemente bello, revelador diría yo. Un parteaguas. Te va transportando poco a poco y sin que lo percibas. Inicialmente es de difícil digestión, pero una vez que lo interpretas, claro, cada quien lo interpreta a su manera, es fantástico, uno va recorriendo poco a poco diferentes momentos de una historia que resulta ser nuestra, llámenme loca, pero así es.

Eso sin contar la osadia que representa que un cuarteto de tipos, decidieran alejarse de todo lo convencional y rescatar sonidos típicos del folklor mexicano para expresarse y volverse un fenómeno social. No hay un estereotipo que pueda encerrar al Café, no hay una clasificación que pueda contenerlos. Es el Café y ya.

Y puedo seguir y seguir, pero por ahora, solo dejo la canción que representa esta etapa de mi vida.

http://www.youtube.com/watch?v=ev2OovAtp_k

Estuve buscando una foto de cuando se presentaron en “Siempre en domingo”, pero no la hallé, lo mas cercano es éste video de algún programa igual de feo llamado “El sabor de la noche”.

http://www.youtube.com/watch?v=ZQPQ1JD4cDc


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