Estaba esperando… así nomás, esperando, cuando un día, así nomás, decidí que no valía la pena esperar.
Y es que la vida se me estaba yendo en puntos suspensivos, suponiendo lo que pasaría, imaginando historias secretas de finales felices.
Y no, ya no tenía ganas de esperar.
Dos amantes gustosos del reencuentro... demasiado fácil para tomarse en serio, solo cuerpos con deseos que se juntan para desbaratarse y destruir violentamente sus tristezas... y luego se dejan, porque así tiene que ser.
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